A veces, cuando escuchamos la palabra «reformas» nos entra un escalofrío que recorre todo el cuerpo y empiezan los sudores fríos pensando en todo el follón que se monta alrededor de una obra en casa. Pero si lo que te echa para atrás para empezar la transformación de tu casa son las obras, o si no tienes demasiado presupuesto, la opción de hacer una reforma sin obras es una realidad y a día de hoy se pueden conseguir unos resultados maravillosos. Hoy te propongo algunos trucos clave para hacer un par de transformaciones que supondrán un cambio radical en tu hogar, pero antes de meternos al lío, una aclaración previa.
Cuando decoramos hay varios factores con los que podemos trabajar. Hemos hablado de ello varias veces en el blog, por un lado tendríamos los elementos arquitectónicos que muchas veces nos vienen dados, por ejemplo cuando compramos una casa de segunda, tercera… mano. Ahí tenemos los suelos, paredes, marcos de las puertas y ventanas… que son los que son. Y por otro lado tenemos el mobiliario y complementos, con lo que sí podemos jugar a nuestra real gana para componer nuestro diseño decorativo. A veces, si no te planteas una reforma, el diseño que hagamos debe estar en comunión con los elementos arquitectónicos, por ejemplo, si hay un suelo de terrazo rojo, la paleta de colores tendrá que ir en consonancia para que quede armónico (y si no lo haces será un auténtico quebradero de cabeza diario). Por tanto, en este post voy a centrarme en trucos para transformar esos elementos arquitectónicos que no son tan fáciles de cambiar como un mueble y que puedes modificar sin necesidad de meterte en una super reforma. Ahora sí ¡Allá vamos!
Índice
Pintar los azulejos
Esto es ya un clásico en el mundo bricolajero y es que la mejor forma de renovar los azulejos viejunos de la cocina o el baño (sin quitarlos y poner otros nuevos, de eso estamos hablando), es pintándolos ¿Y se pintan tan fácil como pintar las paredes? Pues sí, todo es cuestión de usar la pintura adecuada. Por ejemplo la pintura de la marca Smartcover está específicamente diseñada para adherirse a esta superficie. Como todo, hay que leer bien las indicaciones del fabricante y seguir paso a paso sus recomendaciones.
- Lo mejor: es un cambio rápido, barato, fácil y que puedes hacer por ti mismo. Además si te cansas del color, lo vuelves a cambiar.
- Lo menos mejor: hay que cuidarlo bien para que dure.
Coberturas de microcemento
Similar al ejemplo de la pintura, está también la opción de hacer cubrimientos con microcemento. El microcemento está de moda en decoración y es un material bonito y muy resistente. Se me ocurre, por ejemplo, que es una forma perfecta de darle un aire diferente a los escalones de unas escaleras que ya han quedado antiguas, a una encimera que esté en malas condiciones… pero también se adhiere a baldosas y azulejos e incluso al pladur.
- Lo mejor: resultados que parecen de obra, fácil de aplicar y por ti mismo, muy duradero, varias opciones de color.
- Lo menos mejor: pues no se me ocurre ahora nada.
Suelos vinílicos o laminados
Los suelos suelen ser otro de los grandes conflictos a la hora de decorar en una casa con una decoración «heredada». Pero para cambiar los suelos no hace falta hacer obras. Si tenemos un buen suelo (aunque sea feo) de base, podemos colocar sobre él distintas opciones para ocultarlo y conseguir un aspecto completamente nuevo. Una opción son los suelos vinílicos, que a día de hoy hay cientos de diseños en cualquier centro de bricolaje, o los suelos laminados. En cualquiera de las opciones es algo que puedes hacer por ti mismo.
- Lo mejor: cambiando el suelo se consigue un cambio radical.
- Lo menos mejor: es muy entretenido de poner y requiere un par de tutoriales de Youtube para aprender. Puede salir un poco caro si la superficie es muy grande. (Aunque menos que una reforma completa, está claro)
Si aún así no te mola la idea o no eres muy fan del bricolaje, una tercera opción es optar por alfombras vinílicas de gran tamaño. Tan fácil y rápido como medir, elegir el diseño y colocarla en el suelo ¡Voilá!
Pintar puertas y armarios empotrados
Esto de la decoración va por modas y en los 70/80/90… la moda era poner puertas, armarios y muebles de colores muy oscuros, ahora nos echamos las manos a la cabeza y estamos todas/os como locos por sacar la brocha y ponernos a pintarlos de blanco.
Ahora está de moda el blanco o las maderas de colores claros (se lo debemos al famoso estilo nórdico que ha puesto de moda unos muebles suecos de cuyo nombre no me acuerdo) y transformar esas puertas es una de las reformas más sencillas que podemos hacer. Un poco de lija, una brocha y pintura blanca y un domingo bien entretenidos.
- Lo mejor: es facilísimo y muy económico y se consigue una sensación de luminosidad brutal.
- Lo menos mejor: hay que pintar bien o estarás viendo y acordándote de los churretones de pintura de por vida.
Rodapiés nuevos
Y entre el suelo y los marcos de las puertas hay un elemento de que nos olvidamos pero que está ahí, y si no lo tenemos en cuenta chirría estrepitosamente ¡Los rodapiés!. Sí, esas cosas a las que nadie presta atención cuando están bien puestas pero que no puedes dejar de mirar si les ocurre algo.
Si has reformado (sin obras) el suelo, los marcos de las puertas, el color de las paredes… no te olvides de poner unos nuevos rodapiés. Y esto es tan fácil como ir a buscarlos y colocarlos con unos clavitos. Un consejo, está de moda que los rodapiés tengan el mismo color que los marcos de las puertas.
Y por supuesto hay otros cambios sin obras que podemos hacer que no he incluido en la lista porque me parecen muy obvios, como pintar las paredes o quitar el gotelé (esto es una locura). Espero que estos consejos os hayan gustado y os hayan dado alguna idea interesante para hacer una reforma sin obras. Un abrazo para todos y todas, sed felices, nos vemos en las redes.
No Comments